miércoles, 18 de noviembre de 2015

25 de Septiembre de 2005. Los sueños se hacen realidad.

Senna, Prost, Lauda, Mansell, Schumacher, así podríamos pegarnos horas y horas hablando sobre pilotos míticos de Fórmula 1, pero había un factor que teníamos que tener en cuenta, un alemán, un brasileño o un francés podía ver a sus pilotos ser campeones del mundo, sin embargo, en España no teníamos ese derecho, nunca antes un piloto español había llegado lejos en la Fórmula 1, pero allí estaba el, ese chico joven y asturiano, con un coche azul y amarillo que volaba sobre el asfalto, su nombre era Fernando Alonso. Bien, comencemos por ahí, cuando un jovencísimo Alonso debutaba en la Fórmula 1 con Minardi en 2001 con tan solo 20 años. Ese chico destacaba bastante, lo que hizo que el señor Flavio Briattore se fijara en el, así que en 2002 pasó a ser piloto de Renault, primero de pruebas, y más tarde, como piloto oficial de la escudería francesa.
Pero vayamos a la temporada en cuestión, tras 6 largos años de inconstestable hegemonía sobre el asfalto de Michael Schumacher y Ferrari, otros equipos tomaron la delantera aquel año, sobre todo, los Renault y los McLaren, el asturiano figuraba como primer piloto de la escudería francesa,
la temporada empieza realmente bien para el español, 4 victorias y 6 podios en las primeras 7 carreras hacen que Alonso se convierta en el máximo candidato para llevarse el gato al agua, tras el abandono en Canadá y la masacre ocurrida en Indianápolis, Alonso demuestra su regularidad obteniendo 6 podios ( 2 de ellos, victorias) en las siguientes 7 carreras, y así llegamos al fin de semana del 23 al 25 de Septiembre de 2005, cierto es que quedaban 3 carreras por correr, Brasil, Japón y China, pero Interlagos era el sitio donde matemáticamente el asturiano se podía convertir en leyenda. Alonso contaba con 111 puntos, mientras que su principal perseguidor, Kimi Räikkönen, contaba con 86, la amplia diferencia de 25 hacía que el asturiano tuviese grandes posibilidades de acabar campeón a falta de 2 carreras para el final del mundial. Para certificarlo, el día 24 en la sesión de clasificación, Alonso logró la pole, mientras que Räikkönen debería remontar desde la 5ª. La carrera comienza, y conforme van pasasndo las vueltas, los Mclaren tienen tomada la iniciativa, pero en 3ª posición rodaba Alonso, una posición que le servía para convertirse en campeón del mundo matemáticamente, pasase lo que pasase por delante de él. La carrera se la llavó Juan Pablo Montoya, esta sería su última victoria en la F-1. Cierto es que Raïkkönen cruzó la meta en segundo lugar, pero todas las miradas estaban puestas en el 3º, Fernando Alonso, de 24 años de edad, se convertía en el campeón de F-1 más precoz, de esta manera, España se dió cuenta de que tenían derecho a soñar con que un día un español llegase a ser Campeón del Mundo de Fórmula 1.
Quién no recuerda ese grito de rabia contenida del español al llegar al parque cerrado donde aparcan los 3 primeros, aquel tercer puesto supo como una de las más importantes victorias tanto para el como para media España, aquella imborrable sonrisa durante el podio, y lo que es más, aquel campeonato que nos volvió a regalar en 2006, puede que más adelante un cúmulo de infortunios y decisiones poco acertadas privasen al español de volver a ganar su tercer campeonato del mundo, aunque siempre quedará ahí ese rayito de esperanza, que nos dice que este piloto no se puede marchar de la Fórmula 1 sin ganar otro campeonato. Por todos los momentos y alegrías vividas. Gracias Magic.















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