jueves, 12 de noviembre de 2015

29 de Septiembre de 2013: El oro que se escapó bajo la lluvia

29 de Septiembre de 2013, era el día marcado en el calendario para la selección española de ciclismo, por fin un mundial que tenía una ruta lo suficientemente dura para que los españoles pudieran luchar por el oro, el problema, el de siempre, tener dos gallos en un mismo gallinero, no fue buena idea, pero remontémonos al principio de todo. Faltaban 2 semanas para la prueba en ruta del Mundial de Ciclismo, y tras finalizar la Vuelta 2013, las dos bazas españolas, Joaquín 'Purito' Rodriguez y Alejandro Valverde, cuarto y tercero respectivamente en aquella edición de la ronda española, ya tenían marcado en rojo ese día, el 29 de Septiembre, las dos semanas pasaron con relativa rapidez, hasta que llegó ese dia, el gran día, aquel Domingo amaneció desapacible en cuanto al tiempo se refiere, no llovía, diluviaba sobre Florencia; como favoritos, un suizo (Cancellara), un belga (Gilbert), un británico (Froome), la esperanza para el público italiano era Vincenzo Nibali, era un mundial casi a medida para el escalador del equipo Astana, que venía de ganar el Giro y quedar segundo en la Vuelta de aquel año, aunque la gran amenaza para los italianos era la Selección Española, que a falta de uno, partía con dos gallos, como lo eran Valverde y Purito; Una durísima ruta de 272 kilómetros les esperaba a todos ellos, nada podía fallar para España para continuar la senda de Freire en 2004, 2001 y 1999 o de Astarloa en 2003. La ruta siguió su curso, y a escasos 10 kilómetros del final se forjó el grupo definitivo, España supo hacer su trabajo a la perfección, en el grupo de 4 que encabezaba el pelotón se encontraban tanto Rodriguez como Valverde, eso sí, con ellos, dos invitados muy peligrosos como lo eran Nibali y Rui Costa. Ya no quedaba casi nada, y el corredor catalán del Katusha decidió romper el grupo marchándose en solitario hacia la victoria, Valverde se quedó vigilando al favorito, Vincenzo Nibali, pero se le escapó un detalle, y es que el portugués Rui Costa decidió salir a la caza de 'Purito' a falta de menos de un kilómetro para meta, alcanzándole demasiado fácil, y jugándose así el oro en el sprint con Joaquín Rodriguez, donde el portugués se acabó llevando el gato al agua. Los españoles nos tuvimos que conformar con la plata y el bronce, que supieron realmente amargas por lo que pudo haber sido y no fue. Nadie podía consolar a un desolado Purito, que tras haber estado tan cerca del oro, no pudo controlar su llanto en el podio de Florencia.



















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